jueves, 6 de diciembre de 2012

MARTES FIESTA, MIÉRCOLES TRÁMITE

Resulta que en Busan no vieva. JA! ¡Miren el sábado! Y hoy bajo cero todo el día porque los charquitos que dejó la lluvia de ayer estuvieron congelados todo el día así que ya veremos.
Vamos por partes: El martes entendí que el nivel en el que estoy es Segundo. Punto. Ni A ni B ni ná. 
Viendo el libro los contenidos ya los he visto pero no entiendo nada cuando la profe habla (le entiendo porque son muy expresivas y buscan las mil formas de hacerse entender) y prácticamente no puedo decir nada. Mi shock viene de que todos mis compañeros (que vienen de estudiar 3 o 6 meses los que estan repitiendo el curso) hablan y bromean y se entienden en coreano. Es decir que tengo esperanzas de que bien pronto se me suelte la lengua. 
Para mis chingus de coreano de Barcelona: hacemos turi-duri (hacer diálogos entre dos), pasamos al frente a decirlos, hacemos ssugui (escribir texto), es decir, la misma metodología. Lo que sí trabajamos con dos profesoras diferentes que se van turnando. Un día comienza la clase una (dos recreos de 10 mintuos cada 50 de clase) y a media mañana llega la otra. siempre comenzamos viendo vocabulario y en la segunda parte escribimos y hablamos (aunque todo el rato la profe nos pide ejemplos) y por curso (que dura 10 semanas) vemos dos libros. Una unidad por clase aproximadamente.
El martes después de clase me acerqué a Diana, la chica de Perú, y le dije que qué hacía en Corea (estudiando coreano porque quiere hacer la Universidad aquí) y le pregunté si iba a almorzar al comedor de la Universidad. Me dijo que sí pero que tenía que esperar a unas amigas. Así que una vez estuvimos todas (una china divina, una chica de Mongolia y Emily, la compañera de piso de Diana, también de Perú) allá fuimos. Les pedí que me recordaran cómo funciona la máquina donde hay que elegir el menú porque está todo el coreano y no me entero de casi nada. 
El comedor es muy completo: se puede elegir comida coreana, comida china, comida fusión o fast food (pollo acaramelado, mandú que son unas empanadas coreanas, kimbab que es el sushi coreano, etc). En la máquina se elige lo que se quiere y una vez que se paga sacas el ticket que presentas según qué tipo de comida sea en una "ventanilla" diferente. Resulta que era el cumpleaños de Diana y que por eso se juntaban a comer todas y a la noche salían a festejar y me invitó así que, por supuesto, ahí fui.
Después de comer un Pibimbab picante picante me fui a la biblioteca. Lo bueno de la comida coreana es que es muy picante pero pica en la boca, no en el estómago como la comida mexicana. Y es del tipo de picante que viene de diferentes fermentos y especias que son muy buenas para la salud. De hecho con este frío tremendo viene genial. La otra ventaja es que no es para nada pesada y el picante levanta los ánimos así que después de comer en vez de fiaca (pereza) dan ganas de seguir el día e ir, por ejemplo, a la biblioteca.
En fin. Que a las 6 de la tarde nos encontramos en alegre montón y nos fuimos a tomar el metro que aún no me había subido. Son muy lindos, prolijos y seguros porque tienen puertas de vidrio que solo se abren cuando está el metro estacionado así que no hay acceso a las vías.
Llegamos a Sumyong, una zona llena de restaurantes y bares y vida nocturna y nos fuimos a comer samkiobsal (carne a la parrila que se prepara en cada mesa). Como la que suscribe es vegetariana pedí unos  hongos que quedaron exquisitos a la parrilla. 
Tema carne: antes de venir me dije que algo de carne comería sobretodo porque casi todo tiene carne. Así que probé: comí un poco de pollo japonés cuando fuimos al bar japonés con los chicos y otro poco antes y no solo no me gusto sino que me cayó pesado pesado así que nada: back to vegetarian.
El grupo era bastante ecléctico: Zoe, la chica de China divina que está siempre muerta de risa y es de lo más agradable (además de tener una estética muy llamativa), Che Ong, también de China que está en mi clase también y es muy divertido, dos amigas coreanas muy agradables, un coreano que vivió en Perú un año así que habla en castellano perfecto, la chica de Mongolia y un par de personas más.






De ahí nos fuimos a un bar llamado Mekchu (cerveza) Market con cervezas de muchos sitios. 
Es curioso que los edificios tienen según en qué piso un lugar diferente entonces puede ser que en el primer piso haya un restaurant de comida china, en el segundo uno de comida occidental, en el tercero una academia de idiomas y así. Por eso verán en las fotos de los edificios que cada piso tiene carteles diferentes con colores distintos. Este bar, por ejemplo, estaba en un subsuelo desde el que accedía de la calle.
Ahí estuvimos bastante tiempo tomando cervezas y comiendo la torta helada que le regalaron los amigos a Diana. Resulta que todo este grupo hablaba en coreano, incluidas las chicas peruanas que hace 5 meses que están. Muy pocos hablan inglés así que coreano o coreano. Me vine muy animada por el nivel que han adquirido en tan poco tiempo así que esa noche también dormí feliz.




Ayer miércoles después de clase ya me animé a ir sola al comedor y comí dos kimbab (sushi coreano) que podría comer hasta reventar porque es una delicia.



A las 2 teníamos que estar en la oficina de alumnos extranjeros para ir todos juntos a la Oficina de Inmigraciones en el centro de Busan a hacer el DNI para extranjeros así que fuimos en metro con el director de la oficina de alumnos extranjeros. Media hora después llegamos. Son tan agradables que hasta café te dan y cuando les entregas los documentos y termina el trámite (que consiste en entrega fotocopia de pasaporte, visa, carta de aceptación de la Universidad y registrar las huellas digitales) te dan la mano y te dicen: Sofía Ferrero, bienvenida a Corea. En 15 días tengo que ir a buscar mi tarjeta y recién ahí la Universidad me entrega la tarjeta de estudiante.
Durante todo ese tiempo estuve conversando con Iwona, una chica polaca que es lo opuesto a la otra polaca. Tiene 24 años y está fascinada por todo y no tiene idea de nada. Así que quedamos para almorzar hoy. Cuando salimos estaba lloviendo así que nos volvimos en bus. Una cosa que llama la atención es que las mujeres mayores (las ajumas coreanas, famosas por su carácter) no tienen reparo en llevarte puesta en ningún momento, sobretodo en la salida, entrada y dentro de un bus o metro. 
Cuando llegamos quise comprar algo para cenar al supermercado donde suelo ir. Las veces que he ido voy por una calle y vuelvo por la misma pero la última vez volví por otra y salí cerca del goshiwon (edificio donde estoy viviendo) así que esta vez quise hacer lo opuesto y me terminé perdiendo. Conocí una parte divina que no tenía idea que existía que es como un mercado. Todo muy lindo hasta que se largó la lluvia del siglo, con truenos y todo y yo no sabía dónde estaba. Así que pregunté dónde estaba la Universidad y volví lo más rápido que pude. Resulta que los paraguas con caros. Muchas cosas son caras, sobretodo después de vivir en Barcelona donde "los chinos" (negocios que venden de todo a muy bajo precio) están en cada esquina. No entiendo cómo teniendo a China acá al lado tienen precios tan caros. Ejemplo: el paragüitas de merde que se consigue a €5 como mucho acá sale 19 dólares. Los mismo. Esos chotos que se parten al primer viento (vi varios volando ayer). El supermercado tiene cosas 2 o 3 veces más caras también.
Así que llegué un poco mojada pero uso tantas capas de ropa que no pasé frío.
Les dejo una foto de lo que hacen en Corea cuando están en el metro: Duermen o están con los móviles.





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